El verano del 2006 fue extremadamente cálido y duro a la vez por lo que la maduración de la uva fue bastante temprana. Controlamos esa maduración tomando muestras y realizando análisis, como es normal, pero también, para nosotros tiene una importancia vital la cata y degustación de las uvas. Ver cómo están, tocarlas, probarlas, sentirlas,...

La fecha de vendimia fue el 16 de septiembre de 2006. Un día soleado, aunque sin excesivo calor. Comenzamos a trabajar a las once de la mañana después de un fuerte desayuno. Vendimiamos con la ayuda de unos amigos y, aunque fue duro, lo pasamos bien y disfrutamos mucho. Al final del día estábamos tan satisfechos que lo celebramos con una fiesta.

En total, el vino pasó catorce meses de crianza en barrica; pero no se trata de una mera cuestión de tiempo; es el vino el que nos dice cuándo es el momento justo para sacarlo del roble, necesitamos sentirlo y oírlo, él marca el tiempo. Transcurridos esos meses, volvimos a catar todas las barricas, y en ese exhaustivo proceso, una de ellas fue desechada porque teníamos dudas.

Juntamos el resto para el embotellado y, sin aplicarle ningún tratamiento, con el máximo cuidado e higiene en este punto crítico, tan sólo produjimos 1.924 botellas.